Desarrollada a lo largo de los últimos 100 años, sus técnicas están basadas en dos enfoques: la psicología conductista y la psicología cognitiva.
Estas terapias se centran en los conceptos de aceptación y conciencia del problema, preparando al paciente para el cambio terapéutico.
Este enfoque se centra en las dinámicas familiares. La intervención aborda las interacciones del contexto social donde aparecen los conflictos.
La psicoterapia es un proceso consciente del conocimiento del sí mismo. Promueve un cambio hacia una personalidad adaptativa y funcional.