Abuso de sustancias
El abuso de drogas y la adicción son problemas de gran relevancia para la sociedad. La prevalencia de esta afección es cada vez mayor. Se entiende por abuso el consumo de una sustancia de manera intensa y prolongada en el tiempo, que implica un riesgo para la salud de la persona.
Cuando este consumo excesivo de una o varias sustancias, pasa a ser una necesidad que provoca la búsqueda incontrolable de la sustancia, en la que se emplea gran cantidad de tiempo, además de llevar a un deterioro físico y social, con fracasos constantes por dejas de consumir, aunque se quiera, estamos ante una adicción.
Desde un punto de vista neurobiológico la dependencia de las sustancias produce cambios a nivel bioquímico en el cerebro de los consumidores que los distinguen de los encontrados en personas no adictas. De hecho, un consumo prolongado en el tiempo puede producir ciertos cambios en la fisiología cerebral que provocaría un desorden permanente de la conducta del individuo.
Habitualmente las personas se inician en el consumo de sustancias debido a factores sociales y ambientales, mientras que la dependencia se adquiere debido a factores genéticos, neurobiológicos y temperamentales. Las personas que padecen otros problemas mentales, como trastornos de ansiedad, estado de animo y/o personalidad, tienen mayor riesgo asociado de desarrollar problemas de adicción.
Las drogas se pueden consumir de diferentes maneras: orales, inhaladas, fumada, esnifada, intravenosa, intramuscular y rectal. Independientemente de la vía por la que se suministre, a través de la sangre el destino final de la sustancia es el cerebro.
Entre las regiones del cerebro relacionadas con el abuso de drogas se encuentran las estructuras del sistema límbico (núcleo accumbens, hipocampo, amígdala, sustancia negra, pallidum ventral, núcleos motores mesencefálicos y corteza prefrontal). Y las neuronas que suelen mediar en este proceso son las dopaminérgicas debido a que regulan los procesos de motivación y la satisfacción. Estas neuronas están conectadas con otros sistemas de neurotransmisión como es el opioide endógeno, serotoninérgico, noradrenérgico y gabaérgico, entre otros.
El potencial adictivo de una droga determinada dependerá de múltiples factores, como los receptores sobre los que actúe, la interacción con los diferentes neurotransmisores y los efectos que tenga sobre el sistema de recompensa. En este sentido, cuanto mayor sea el efecto reforzante de la sustancia mayor será la necesidad o deseo (craving) de volver a consumirla, lo que aumenta la conducta de búsqueda y consumo de la sustancia.
Hay tres tipos de sustancias adictivas: las depresoras, las estimulantes y las perturbadoras.
Las sustancias depresoras del sistema nervioso buscan disminuir la actividad cerebral lo que provoca efectos calmantes, de desinhibición e inducción al sueño. Entre estas drogas encontramos el alcohol, los opiáceos (morfina, heroína, metadona, codeína, etc.), los tranquilizantes y los hipnóticos.
Las sustancias estimulantes del sistema nervioso buscan acelerar el funcionamiento normal del cerebro, llevando al sujeto a un estado de hiperactividad. Entre estas drogas encontramos la cocaína, anfetaminas, xantinas (café, teína, etc.) y la nicotina (tabaco).
Por último, las sustancias perturbadoras del sistema nervioso central buscan alterar el funcionamiento del cerebro provocando distorsiones perceptivas o alucinaciones. Entre estas drogas encontramos los alucinógenos (LSD, mescalina, etc.), los derivados del cannabis (marihuana, hachís, etc) y las drogas sintéticas (éxtasis, speed, ketamina, cristal, etc.)
Las consecuencias que tiene la adicción a las drogas son múltiples. El consumo continuado de sustancias conlleva a un deterioro físico, que puede derivar en problemas pulmonares, cardiacos, cáncer. Por otro lado, hay estrecha relación entre la adicción con otros trastornos mentales como las alteraciones del estado de animo.
En el caso de consumo de drogas inyectables, hay un aumento del riesgo de contraer enfermedades infecciosas, como es el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o el virus de la hepatitis C, y de sufrir accidentes debido a que en ciertos estados de conciencia alterados se producen mayores conductas de riesgo.
Todas estas consecuencias acaban provocando en la persona un incumplimiento de las obligaciones en el ámbito laboral, académico y familiar.
El tratamiento para la adicción a sustancias psicoactivas dependerá de múltiples factores. Previamente a la elección de tratamiento es necesario hacer una evaluación profunda del problema para determinar cual es el tratamiento más efectivo para la persona. A veces es necesario en una primera etapa el ingreso en un centro sanitario para ayudar en su proceso de desintoxicación.
Posteriormente y si ya se encuentra en un estado cognitivo optimo se puede empezar con el tratamiento psicológico. Las terapias más efectivas para la ayuda en el tratamiento de las adicciones son:
- American Psychiatic Association (2014). Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (5th Ed.) Madrid: Editorial Médica Paramericana.
- Ambrosio, Emilio. Psicobiología de la drogadicción. UNED.
- Belloch, A., Sandín, B., y Ramos, F. (2020). Manual de psicopatología, vols I y II. Madrid: McGraw-Hill.
- Caballo, V., Salazar, I., y Carrobles, J. A. (2014). Manual de psicopatología y trastornos psicológicos. Madrid: Pirámide.
- World Health Organization. (1992). The ICD-10, Classification of Mental and Behavioural Disorders. Clinical Descriptions and Diagnostic Guidelines. Geneva.
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