Tratamiento de los trastornos relacionados con el trauma psicológico en Oviedo, Gijón. Asturias

Trauma psicológico

Tratamiento de los trastornos relacionados con el trauma psicológico en Oviedo, Gijón. Asturias

¿Qué es un suceso traumático?

Los sucesos traumáticos son acontacimiento que experimenta una persona y que suponen una amenaza para la integridad física propia o la de otras personas (violación, abuso sexual, tortura, desastres naturales, accidentes, muerte de un familiar). Pueden oscilar de experiencias fatídicas a experiencias horribles: accidente, muerte de un familiar, desastres naturales, negligencia parental, ataques violentos, secuestro, tortura, violación, abuso sexual. 

Estos sucesos dejan una huella emocional que resulta difícil de gestionar debido a que rompen la percepción de seguridad y generan una sensación de indefensión y desesperanza que obstaculiza su afrontamiento. El perjuicio psicológico que los eventos traumáticos pueden generar depende de la gravedad del suceso, el daño sufrido y la duración del evento traumático.

 

¿Qué tipos de traumas existen?

Desde la perspectiva del trastorno por estrés postraumático (TEPT), el trauma está más relacionado con sucesos como como catástrofes naturales, accidentes, guerras o violencia sexual. Pasado un tiempo del suceso ocurrido, experimentamos recuerdos angustiosos, involuntarios e intrusivos, como pesadillas o flashbacks. También pueden aparecer estados disociativos (desrealización o despersonalización), malestar psicológico intenso y/o respuestas agudas de tipo fisiológico, como la ansiedad.

Además, nuestra respuesta conductual a estos síntomas es la evitación. Tratamos de evitar recordar lo sucedido, como por ejemplo evitando regresar al lugar o zona donde los hechos ocurrieron. Predomina el estado de ánimo negativo (miedo, ira, culpa), la falta de interés en la realización de actividades, hipervigilancia, falta de concentración e irritabilidad constantes.

Estos síntomas suelen aparecer inmediatamente después del trauma. Si duran menos de un mes estamos hablando de un trastorno por estrés agudo, que es una forma menor que suele anteceder al trastorno por estrés postraumático. Si, por el contrario, los síntomas persisten más de un mes y se complican como hemos explicado más arriba, estaríamos hablando ya propiamente de un trastorno de estrés postraumático (TEPT). En este segundo caso, el TEPT no remitirá por sí solo y necesitará tratamiento psicológico.

¿Cuál es le mejor tratamiento para el TEPT?

La elección del tratamiento vendrá determinada por la evaluación psicológica previa que permita conocer la experiencia del propio trastorno, su sintomatología, las alteraciones cognitivas relacionadas y las comorbilidades con otros trastornos mentales.

La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es uno de los tratamientos de elección para el TEPT. Dentro de esta perspectiva no encontramos con la terapia centrada en el trauma (terapia de exposición y terapia cognitiva).

Aparte del estrés postraumático, algunos autores defienden otros tipos de traumas, que se originan por las experiencias vividas en la infancia y que proviene de un maltrato explícito (trauma complejo) o de un maltrato encubierto (trauma oculto), bien por parte de familiares o por parte de personas externas al núcleo familiar.

¿Qué es el trauma complejo?

El trauma complejo está asociado a abusos continuados de diversa índole como son los físicos, psicológicos o sexuales. Su sintomatología es más grave y suele venir acompañado de otros trastornos como la ansiedad, la depresión, el consumo de sustancias o los trastornos de personalidad.

Cuando este tipo de trauma se da en edades tempranas repercute en el desarrollo psicológico del menor, cuestión que se traslada a la edad adulta de la persona.  Los traumas son especialmente graves cuando son provocados por otro ser humano, como es el caso de los abusos sexuales, maltrato físico y psicológico. Cuanto más cercano sea a nosotros el abusador, más traumático resulta el suceso y mayor es el daño psicológico.

La sintomatología que se observa en las personas con trauma complejo es una alteración en la regulación emocional (ira descontrolada, impulsividad, inestabilidad afectiva), en la cognición (problemas de atención y concentración, disociación), en el comportamiento (conductas lesivas, intentos de suicidio) y la percepción de uno mismo (baja autoestima, problemas de identidad, sensación de vacío).

Estos síntomas derivan en una gran dificultad para relacionarse con otras personas y en problemas en el funcionamiento diario.

 

¿Qué es el trauma oculto?

El trauma se puede desencadenar bien por actos de comisión (abuso físico, psicológico y/o sexual) o bien por actos de omisión (negligencia). En el primer caso, hablamos de maltrato físico, abuso sexual, negligencia severa, humillaciones y acoso escolar. Los pacientes saben que esto no es adecuado y el trauma no se cuestiona.

 Sin embargo, el trauma oculto se relaciona con el maltrato encubierto, es decir, cuando el menor no recibe un buen trato o cuidado durante la infancia.

 En este caso se observan comportamientos como la negligencia emocional, cuando se invalida emocionalmente al niño o se invisibilizan sus emociones; ausencia de predictibilidad, cuando el adulto se comporta de diferentes formas (agresivo o cariñoso) sin sucesos que lo justifiquen; negligencia variable, cuando el niño recibe atención y cuidados según el estado de ánimo del cuidador; e inconsistencia, cuando el niño recibe cuidados de manera inestable en su vida diaria.

Las secuelas que deja este tipo de maltrato, al igual que en el trauma complejo, se observan en la etapa adulta de la persona. El individuo no sabe a que atenerse en sus relaciones interpersonales, es decir, no es capaz de reconocer como va a responder o comportarse el otro al haber crecido en contextos poco predecibles, lo que les dificulta relacionarse socialmente con los demás.

 

¿Por qué los eventos traumáticos durante la infancia afecta al desarrollo del individuo?

Los acontecimientos traumáticos que ocurren en edades tempranas dejan más secuelas en la salud mental de los niños que los que ocurren en etapas adultas, ya que dificultan el aprendizaje de sistema de regulación emocional. 

Los niños son menos capaces de organizar coherentemente sus respuestas a esos acontecimientos. Además, son más vulnerables al desarrollo neurobiológico que puede desencadenar en futuros trastornos psiquiátricos.

La capacidad de regulación emocional y el autocuidado se origina en la acción cuidadora del otro. Los niños sienten necesidades, pero es el cuidador quien las reconoce. A través de la interacción el niño aprende a identificar, reconocer, valorar y desarrollar patrones de respuesta a sus propias necesidades.

Cuando el cuidador no sintoniza o responde de una manera desadaptativa con el niño (abuso emocional o negligencia), el proceso se distorsiona y se daña. Este niño tenderá a ignorar sus necesidades, para poder mantener el único vínculo posible con el cuidador. Cuando llegue a la edad adulta se sentirá como una carga para los demás, ni querido ni deseado, y habrá aprendido a ignorar sus emociones y sus necesidades.

Cuando el cuidador abusa física, psicológica y sexualmente del menor, la situación se complica gravemente. El cuidador rompe la figura de seguridad y la protección que el niño necesita en su desarrollo normal. La figura del progenitor queda desvirtuada provocando una sensación de indefensión y desconfianza crónica en la persona, que deriva en problemas psicológicos graves.

 

¿Cómo se trabaja el trauma complejo y oculto?

Le terapia de elección en estos casos es la psicoterapia y el tratamiento centrado en el trauma.

Antes de empezar a trabajar con el trauma, hay que valorar si este viene acompañado de estados disociativos. Muchos pacientes, para soportar emocional y psicológicamente las experiencias que sufrieron utilizaron defensas como la disociación del yo o de una parte del yo.

En estos casos hay que valorar si cuando se activa el trauma se desencadena el estado disociativo. En caso afirmativo, se empieza trabajando el problema de disociación y después el suceso traumático.

Para trabajar el trauma el paciente debe tener capacidad para regularse en consulta y poder mantenerse dentro de una ventana de tolerancia, en caso contrario, hay que preparar poco a poco a la persona para poder realizar esa intervención. Hay que evitar traumatizar a los pacientes entrando en el trauma cuando aún no están preparados.

También es importante que trabajar las dificultades que aparecen asociadas al trauma, como son los problemas de regulación emocional, los patrones de apego aprendidos desadaptativos, las dificultades de autocuidado, las dificultades con los límites propios y ajenos, los problemas de identidad (confusión, invisibilidad) y la fragmentación y el conflicto interno.

- American Psychiatic Association (2014). Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (5th Ed.) Madrid: Editorial Médica Paramericana.

- Belloch, A., Sandín, B., y Ramos, F. (2020). Manual de psicopatología, vol II. Madrid: McGraw-Hill.

- Mosquera, D., & González-Vázquez, A. (2012). Borderline personality disorder, trauma and EMDR. Rivista di psichiatria47(2 Suppl), 26-32.

- Van der Hart, O., Groenendijk, M., Gonzalez, A., Mosquera, D., & Solomon, R. (2013). Dissociation of the personality and EMDR therapy in complex trauma-related disorders: Applications in the stabilization phase. Journal of EMDR Practice and research7(2), 81-94.

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